Lo sugería también Spengler como receta para el Estado decimonónico. Apoyándome en el espíritu más propio del CEA, a saber, la convicción de poder ser, a un tiempo, rabiosamente modernos, escépticos, cultos, "inteligentísimos" y rockstars, diré que el concepto a que deberíamos aspirar con avaricia neoliberal es al de "Grupo intercuarto en forma". Un grupo que a partir de sus diferencias, consustanciales a las exorbitantes pretensiones de cada uno de sus miembros, logra fijar el timón de recta menera.
Es precisamente lo que diagnostico, no, desde luego, sin soberbia y optimismo, en el CEA y también la balsa que propongo para salvarnos del naufragio beligerante a que, mal mirado, podríamos estar sucumbiendo.
Por lo dicho, todo lo que he leído en los cometarios del post anterior me parece pasmosamente inofensivo para la fortaleza de nuestro grupo intercuarto, si no fuera por un leve dejo de autovalidación debilucha de quien, habiendo podido reinar entre los pelucones, mira secretamente arrepentido su nueva indumentaria al tiempo que se deja invadir por el recuerdo afilado de un precursor de anteojos de marco grueso encima de una tarima eligiendo los comandos adecuados sin dejarse distraer por el asedio de preciosas mujercitas premunidas de converse y ardorosas intenciones.
En fin se trata de estar a la altura del elogio que ya puedo anticipar de los labios de Lewin, doña Blanca:
“La lucidez,
Ese barco áspero y noble
En que el CEA atraviesa a salvo
Las tempestades de los tiempos corrientes.”
Es precisamente lo que diagnostico, no, desde luego, sin soberbia y optimismo, en el CEA y también la balsa que propongo para salvarnos del naufragio beligerante a que, mal mirado, podríamos estar sucumbiendo.
Por lo dicho, todo lo que he leído en los cometarios del post anterior me parece pasmosamente inofensivo para la fortaleza de nuestro grupo intercuarto, si no fuera por un leve dejo de autovalidación debilucha de quien, habiendo podido reinar entre los pelucones, mira secretamente arrepentido su nueva indumentaria al tiempo que se deja invadir por el recuerdo afilado de un precursor de anteojos de marco grueso encima de una tarima eligiendo los comandos adecuados sin dejarse distraer por el asedio de preciosas mujercitas premunidas de converse y ardorosas intenciones.
En fin se trata de estar a la altura del elogio que ya puedo anticipar de los labios de Lewin, doña Blanca:
“La lucidez,
Ese barco áspero y noble
En que el CEA atraviesa a salvo
Las tempestades de los tiempos corrientes.”
2 comentarios:
Salvador:
1) No entiendo el último párrafo.
2) La legitimidad discursiva no pretende afectar directamente la sustancia de nuestros conceptos fundamentales. La gracia es que permite problematizar todo. Por ello, se puede acomodar a las exorbitantes pretensiones de cada uno de los miembros.
bella frase.
Néctar:
1) El último párrafo contiene una alusión directa al pasado de uno de los más conspicuos miembros de este intercuarto. Pletórica de sentido del humor, teología y acidez. Todo esto para destruir un pequeño puente para que nadie pase por encima de la serpiente.
2) Que Habermas esté con nosotros y con el espíritu del CEA.
3) Desde hoy, empiezo a firmar mis artículos como Salvador en atención a la invisible pero luminosa sugerencia suya.
SSS
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