domingo, 23 de diciembre de 2007

Pormenores del alcohol:

En tiempos de calor y calma, ya alejándonos de la rutina e insertándonos en tiempos de fiesta, a solo horas de celebrar el nacimiento de Cristo y a días del año nuevo, envueltos en muchas horas dedicadas a la conversa y a la bebida, a las juntas en torno a grandes comidas; hoy propongo una reflexión que salió tras una corta pasada por el Servicio Médico Legal que acabo de terminar, donde las observaciones en tantatología fueron mi gran inspirador en escribir esta columna.

Quizá cuando desde el principio se poseen ideas claras acerca del tema del alcohol y una estabilidad gigante frente a la tentación de una buena parrilla, entremezclada con tintos y birras, morcillas y wiskey, con un fundamento bien sólido en la forma de afrontar el tema, uno se encuentra protegido y estadísticamente tiene menos riesgos de terminar con un problema así. Sumado a esto, si uno crece en la inseguridad o si acaso la ha visto o vivido, después busca desesperadamente la seguridad, sin arriesgarse tanto. Desde ese punto de vista, creo importante debatir el tema y eliminar miles de mitos que se tienen mal impregnados.

Las bebidas alcohólicas se gradúan en grados o porcentaje, que dice del cuociente entre ml de alcohol / 100 ml de la bebida en cuestión. Así entonces:

Cerveza 4,6º
Vino 12-15º
Pisco 30-40º
Ron 40º
Whisky 40º
Tequila 40º
Wodka 40º

Cuando uno se toma un trago, este debe absorberse en el tubo digestivo que lo transfiere a la sangre. La absorción es mínima en mucosa oral, de un 20% en estómago y en torno al 80% en el intestino delgado. La velocidad en que se absorbe el líquido desde que uno se lo toma es de un 50% en los primeros 30 minutos y un 50% en las 3 horas siguientes. A modo de ejemplo, si uno está totalmente borracho, y se está tomando el último trago de la noche, debe saber que le quedan tres horas y media en que seguirá absorbiendo el alcohol ingerido, para luego recién empezar a bajar las dosis sanguinas (lo que se mide en la alcoholemia).

La absorción por el tubo digestivo depende importantemente de si se está con el estómago vacío o lleno, donde en tripas sin alimentos la absorción se ve favorecida en cantidad y rapidez, llegando más temprano y a mayores niveles de alcoholemias versus si se bebe entremezclando esto con comidas ojalá ricas en proteínas y grasas; que al mezclarse con la bebida, enlentecen su absorción y disminuyen la cantidad de trago absorbido ya que se excreta una buena parte con los desechos cuando se va al baño.

Existe un 10% del alcohol que se excreta inalterado en aliento (alcohotest), orina, sudor, leche. En el aliento la aparición inmediata tiene un peak inicial que no corresponde a los niveles reales que se tiene en sangre ya que existe una excesiva evaporación pulmonar que dura hasta 20 minutos post ingestión, cuando los niveles del alcohotest se equiparan a la sangre. Por este fenómeno, lo peor que se puede hacer es tomarse un pencazo justo antes de salir a manejar, ya que si se es detenido y evaluado con una máquina para el aliento, este saldrá equivocadamente superior a los niveles en sangre.

Para limpiarnos del alcohol, este debe ser transformado en un químico excretable por la orina y el encargado de esto es el hígado, que trabaja arduamente cada vez que se nos pasa la mano con los tragos a una velocidad estándar y mantenida de 0,1 a 0,2 g º/1.000 ml de sangre/hr. Es decir la eliminación de la alcoholemia es constante y se puede calcular retrógradamente si es que nos preguntan a qué hora fue que nos tomamos el último trago; donde lo ideal es decir que “me terminé el wiskey y me vine a la casa”. Todos los mitos que se tienen acerca de la leche, de los KGB, del bailar, etc no sirven para nada, y lo único útil es comer un buen pedazo de carne y tomar mucha agua.

Los tomadores crónicos tienen mejor resistencia a altas dosis en la primera parte, esto porque prioriza su hígado -acostumbrado a recibir altas dosis de alcohol- a trabajar en la transformación de este, induciendo una función más eficiente a costa de otras labores hepáticas que se dejarán de lado; y a largo plazo la muerte celular hepática con la famosa cirrosis de los alcohólicos, los que se emborrachan con solo oler colonia.

Como se ha dicho, la alcoholemia es la cantidad de alcohol en la sangre. Se mide en gramos/ 1.000 ml sangre. Esta es función de la cantidad de alcohol absorbido y del tiempo de eliminación. Esta tiene relación directa con los efectos que producen los copetes, especialmente a nivel del sistema nervioso central. La alcoholemia no es influida por medicamentos o la ingesta de alimentos o frutas, ya que la absorción ya se ha producido y el hígado trabajará a una velocidad crucero que es imposible apurarla. Así alcoholemias y efectos:

  • 0 - 0,4 Mínimos efectos a leve euforia
  • 0,5 - 0,9 Disminución de inhibiciones, aumento autoestima, alteraciones de juicio, disminución atención.
  • 1 - 1,4 Confusión mental, inestabilidad emocional, pérdida juicio crítico, disminución de memoria, somnolencia, disminución de capacidad de reacción.
  • 1,5 - 2,9 Pérdida coordinación, confusión mental acentuada, desorientación, alteración del habla y caminar.
  • 3 - 3,9 Acentuada descoordinación, estupor, acentuada disminución en respuesta a estímulo, posible coma.
  • > 4 Anestesia, depresión de respuestas, coma profundo, muerte.

Implicancias legales de la alcoholemia:

0,00 - 0,49 Sin repercusión
0,50 - 0,99 Bajo influencia del alcohol
> 1,00 Ebriedad (delito).


Se puede estimar la alcoholemia matemáticamente si es que no contamos la variable de los alimentos en la absorción, se piensa entonces con una tripa vacía:
Alcoholemia= (gramos de OH ingerido) / (peso en kg x 0,7 o 0,6 en mujeres).
Gramos de OH= (graduación de la bebida x ml ingerido x 0,8) / 100
0,8 es la constante de densidad del alcohol.
Entonces si hacemos el ejercicio; con tres cervezas o con dos piscolas uno ya no podría manejar legalmente si es que se han bebido con la tripa vacía.
Los signos de ebriedad manifiesta son: Alteraciones visuales como pupilas dilatadas y estrabismo (ver doble por la mirada trucha). Dificultad o lentitud de comprensión, enlentecimiento de reflejos, alteraciones del habla y el caminar, alteraciones conductuales como agresividad y desinhibición.

La calibración de las máquinas para el alcohotest varía mucho, por lo que es solo una aproximación a la alcoholemia, que es el gold estándar para diagnosticar ebriedad. Uno legalmente puede negarse a que le tomen en aliento el test y requerir de una alcoholemia. Si la persona no se quiere tomar la alcoholemia se le debe preguntar al fiscal, si este opina que hay que tomársela, esta será tomada a la fuerza.

Con esto pretendo iniciar un diálogo, dando algunas claves médicas que pueden ser enriquecidas en la medida que fuese necesario. También se dan algunas pistas legales que los especialistas podrían corroborar y explicar mejor, para entrar de lleno en el alucinante mundo del alcohol. Entonces ¿debiésemos seguir manejando con unos pencazos?

Dr. Riesco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Instructivo post.
Nos deja mucho más tranquilos a la hora de afrontar situaciones alcohólicas como analcohólicas.
A modo de ejemplo: Yo soy A. Si A ha bebido CocaZero debe mirar con ambos ojos al mismo objetivo, digamos un punto de fuga -que puede ser un cuadro de Miguelangel. Si A en cambio se ha servido un piscola o un mezcal, sus ojos podrán oscilar libremente por el espacio que ofrece la córnea, sin necesidad de simetría, sin correlación necesaria -en pintura, un Matta.
Así, los alcohólicos del CEA estarán a favor de la teoría del caos, los analcohólicos, en favor de la teoría del orden, como los católicos en religión, como los estatistas en economía.

Anónimo dijo...

Gran post. Especial para el verano, para los que se sirven sin cesar.